Sentimos como si una espada de Damocles pendiera sobre nosotros, mas con la frecuencia que este tipo de situaciones están ocurriendo, la velocidad que imprimen nuestras redes de comunicaciones, y la enorme cantidad de energía que le estamos dando a la fatalidad de las predicciones Mayas.
A cada acontecimiento se nos repite el "se esta acabando el mundo".
Pero el verdadero sentido de una catástrofe no es ese. Al menos no en lo que toca a nuestro crecimiento espiritual.
Del Diccionario de la Real Academia de la Lengua sacamos dos de sus definiciones de Catástrofe:
1. f. Suceso infausto que altera gravemente el orden regular de las cosas.
5. f. Cambio brusco de estado de un sistema dinámico, provocado por una mínima alteración de uno de sus parámetros.
Así que en realidad el problema con las catástrofes es que nos alteran las cosas sin previo aviso y radicalmente.
Lo vemos hoy con Japón. ¿No lo hemos visto ocurrir en nuestras vidas? o ¿ algún otro tipo de suceso que también cambia radicalmente el orden de las cosas? visto así, de manera general, una catástrofe podría, entonces, no se necesariamente mala o negativa. Podría ser la semilla de nuevas cosas. Y es ahí donde, se nos plantea el reto de crecimiento espiritual.
La pena y el dolor, así como el temor, nos mantienen en un estado de pasmo, de detención, de pausa. Por lo que nos quedamos sin actuar, sin asumir ni reaccionar. Y entonces, nos quedaríamos en un estado eterno de calamidad. Lo cual nos traería un perjuicio mas grande que el hecho que nos ha golpeado.
No es que haya que alegrarse del dolor propio o ajeno, !ni de casualidad!, pero si hay que intentar comprender las lecciones que eventos como estos nos traen a todos los que vivimos en este planeta. Y creo que las lecciones son muy claras. Lo malo es que las volvemos a olvidar, hasta que ocurre una nueva catástrofe que mueve nuestros cimientos, esos ilusorios que nos hacen creer que tenemos todo bajo control.
Y creo que una de las primeras lecciones es que, hay que prepararse, dejar el miedo y la Preocupación, para Ocuparse. Prevenir en la medida de lo posible, pero alejar el miedo a lo nefasto, que solo sirve para atraer malas cosas.
Otra lección importante, y que desafortunadamente se pierde demasiado rápido. Es que ese dolor que sentimos al ver a los demás en sufrimiento, nos impulsa a querer ayudar, desprendernos de algo para darle al otro algún confort y consuelo, nos recuerda la levedad de nuestra existencia y nos hace querer ser mejores, porque no sabemos cuanto tiempo tendremos para amar.
También nos maravillamos de los que SI hacen algo, de los rescatistas, de los bomberos, policías y cuanta persona se aparta un momento de su circulo diario de vida para ayudar en lo que pueda, ojala no solo los admiráramos sino que copiáramos su ejemplo de verdad.
Así que apoyemos a los demás en sus momentos de catástrofes, que aunque sean necesarias para evolucionar, tambien son necesarias para que el resto podamos aprender y ser mejores. No hay que dejar que el sufrimiento del otro nos sea ajeno.
Las tragedias son para sacar lo mejor de nosotros mismos, mientras no lo hagamos seguirán ocurriendo.
Mucha Luz a Japon. Que pronto logren salir de este mal momento.
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