jueves, 12 de abril de 2012

Filosofia Enciclopedica Universal. "Voz del espiritismo· 12 de Abril 1910



Abril 12 de 1910

Después de la lectura, pedimos un espíritu elevado que nos instruyese en las doctrinas y se posesionó de la médium M. Por su comedimiento en las palabras, conocí el que era, y me dijo:

- No te quiero decir mi nombre, pero ya me has conocido. Así debes acostumbrarte a conocer a los espíritus, para que no seáis engañados.Sabes que los hay muy falaces y mentirosos y que son capaces de todo, por comunicarse. Se dirigió a la que fue su esposa, P. O., y le recomendó que no pensara tanto, que no era preciso estar siempre con el pensamiento fijo en las cosas de arriba porque se atrofiaría. Cuando ya se tiene fe en las cosas y la intenciones sana, bien se puede dar algún descanso al pensamiento y distraerlo, como expansión, en las cosas de la tierra, que ellas también son buenas y de las malas se saca buen fruto. Con que ya sabes, no pienses tanto.

Ahora me dijo:

- “Ya te dijeron, hermano, que todos los familiares hemos estado castigados, pero ya nos ha sido levantada la pena, y no queremos volver a serlo, aunque nos cause mucha pena el reservarnos lo que te quisiéramos decir; todos estamos aquí y os defendemos y de todos traigo el Amor y el cariño y la alegría que como otras veces disfrutamos.

Se levantó, retirándose, poniendo la silla, como invitando a sentarse a alguien,y le pregunté:

- Dime hermano, ¿a quién dejas ahí? ¿A quién tengo en mi pensamiento?
- No. Ya te dirá quiénes.
- Quise probarlo y ver si por lo que habían sido castigados nuestros familiares les servía de escarmiento y le hice algunas preguntas de interés particular, y me contestó: ¡Por Dios, hermano!...No me preguntes nada de eso, que me da mucha pena no contestarte sabiéndolo; pero confía, que en breve acabarán tus sufrimientos.Adiós.E. Gadea

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La médium quiso despertarse, y aún traté de ayudarla: pero oyó una voz fuerte, imperiosa y llena de angustia que le dijo:
- ¡Espera!...y se volvió a dormir, manifestándose con gran congoja y pidiéndome ¡Caridad,hermano!...Ando en tinieblas y errante y topé con un espíritu a quien me agarré y con él me vine, porque en otra vez, me dijeron: Anda con él y te dará la luz en su...”Oratorio”; y desde que entré, estoy contenta y satisfecha; tanto, que si no me dais la luz, pediré que me dejen estar aquí, todo el tiempo que me falte, pero¡No!...Dios mío...¡Que sea ésta la hora feliz¡ ¡Oh!...Me dicen, hermano, que tú me has tenido lástima y te has indignado contra los que me atormentaron y que eres amigo del que más me ha defendido, y esto me llena de confianza, ¿me ayudarás?
– Sí, hermana, y todos los que aquí están; pero no quiero verte ya sufrir y relata el porqué padeces, para que pidamos a Dios la luz que deseas.
- Yo era guapa y joven; y mis padres, por miedo a mi hermosura, me trajeron aquí, a esta capital y me encerraron en un convento. Una monja mala me castigaba sin piedad, y me conducía, con sus mañas, a ser el apetito de un Padre miserable. No quería, me resistí; pero, a fuerza de castigos y astucias, me deshonró el miserable, a quien odio y por eso sufro. Encerrada, no podía comunicar a nadie, porque no me dejaban ver ni hablar con nadie, hasta que vino mi hermano y a la fuerza hizo que lo dejaran verme en la cama; al preguntarme de qué estaba enferma, las monjas le dijeron que estaba loca, pero yo grité: ¡No, hermano mío!...No soy loca...¡He sido madre!
- Toda esta historia la sabe el mundo entero, y la recordé por ser muy reciente, y exclamé: ¡Hermanita!...¿Eres Rosa Tuso? Con un gran suspiro,dijo: Sí...Rosa Tuso. Ya sabía que me habías de conocer y tendrías lástima otra vez y me ayudarás a que Dios me dé la luz
– Sí...pobre Rosa...Pero, dime ¿Cómo pasando un calvario tan terrible como el que pasaste, estás en tinieblas?
– Porque odio a mis verdugos. ¡Pobres! Qué tinieblas tan terribles les esperan al Padre y a la Madre...No quiero mentar su nombre, porque renace en mí el odio y es lo que me atormenta. No, hermanos;no odiéis a los curas, frailes o monjas: pedir por ellos que son muy desgraciados, y procurad por todos los medios llamarlos al camino de la verdad; todos (con pocas excepciones) llevan el camino errado.
– Dime,hermana Rosa, los periódicos publicaron tantas cosas, que se resiste el sentido común a creerlas. ¿Son verdad?

– No sólo son verdad, sino que son nada en comparación de lo que podían confirmar, si escaláramos los conventos. Hay cosas tan horribles, que la indignación de los hombres no encontraría castigo sino quemándolos todos, para purificar la tierra y la atmósfera que los cubre.
- ¿Es cierto, hermana Rosa, que la Madre...
- No mentes, por Dios, su nombre, que me ahoga.
- ¿Es cierto que te obligó a cargar con el colchón en el que te deshonró el Padre?
– Sí. No me lo recuerdes, que me horroriza.
– Ten calma, hermana, y aunque padezcas un momento, contéstame: ¿La enfermedad vergonzosa que se dijo tenías, te la dio el Padre M.
–Sí...y ¡cuánto me hizo sufrir!...¡Qué quemaduras!...¡Qué atrocidades...Hasta que tus buenos amigos me encontraron y me pusieron en manos de hombres buenos...Qué vergüenzas he pasado, y cuántas lágrimas cuando, en el hospital, me visitaban, unos por curiosidad y todos por misericordia, sabiendo que mi deshonor era descubierto! Yo pedía a los médicos y a todos que me mataran; que no quería padecer tanto, y decían que estaba ¡Loca!...¡Loca!...¡Loca!...Sí, hermano, de desesperación. Ya te lo dijo un buen amigo tuyo.
- ¿Cuántos jueces recusaron tu causa?
– Todos, por cobardes y por el miedo que tienen a los jesuitas; algunos de ellos son sus esclavos en cuerpo, alma y dignidad. Pero no me preguntes más de eso, que me atormenta. No los odiéis,rogar por ellos.
- ¿Dónde desencarnaste?
– En Bahía Blanca, y me dieron un líquido, para que perdiera las ganas de comer, y ¿dime hermano? ¿Qué es de mi defensor G. V.? ¡Pobre!...¡Qué bueno es!...¡Qué corazón tan hermoso!...¡Cómo lloraba de rabia por las injusticias!...
- Lo quieres, hermana Rosa? ----
- Si, con toda mi alma.----
- Pues mira, hermana; es bastante desgraciado. Hace poco, por defender sus ideas, le pegaron dos tiros y anda manco: te lo recomiendo, para que lo ayudes, en cuanto recibas la luz. Y ahora, hermana, recuerda por un momento, que el odio te ha hecho sufrir después de desencarnar y que nada podríamos hacer en tu favor si persistieses en el odio; y es necesario, y te lo mando, que con todo el arrepentimiento, y mientras nosotros pedimos a Dios de todo corazón que te dé la luz, llama a Francisco Xavier y que lleve tu perdón al tribunal de la divina justicia y él con su gran poder, te acogerá bajo su manto. Pídele tú, hermana, como nosotros pedimos, y mientras viene lo que pedimos, quiero que presientas la luz que nuestros familiares te harán presentir. Todos oramos en buen recogimiento.

Mientras oía yo muchas voces (casi imperceptibles a los demás), alrededor de la médium, que le decían:

- Hermana Rosa; yo sé toda esa historia; yo te presto mi luz;mira ¿ves aquel grande espíritu que a su alrededor hay tantos millones de luces? Ese es Francisco Xavier, aquien te encomienda el hermano.
Es el Espíritu de Verdad: ya llevó tu perdón; mira, te concede la luz; ya viene por ti y nosotros te llevamos! – Con gran alegría y lágrimas exclamó: ¡Gracias...Gracias, Dios mío...Gracias, Francisco Xavier!...¿Por qué no te conocí antes?...¡Qué grande eres!...¡Pocos hay más grandes que tú¡

Volviéndose a mi y tomándome las manos, dijo:

- Hermano, gracias...Mi agradecimiento será eterno por mandarme adonde me mandas...Pero hay más grande fuera de Dios y tu protector. Con tal ayuda nada temas...Corro a su lado, porque voy a sus huestes. He sido admitida y buscaré al Padre M., para ayudarle. No odiéis a esos pobres desgraciados, orad por ellos. Ayudaré a tu amigo G.V., y a ti no te olvidaré en ningún momento, y a los que te rodean...Adiós, hermanos míos...Gracias...y extendió los brazos.
– Al despertar la médium, dijo que durante la manifestación había visto varias veces salas con camas blancas, como hospitales:la última, era en un pueblo que había mucho barro y polvo (se explica sea el de Bahía Blanca, donde desencarnó). Al despertar, vio un camino muy largo, todo dorado, y al final, un gran jardín lleno de flores y luces, y en él mucha gente de fiesta, por una joven que llegaba acompañada y la recibió Francisco Xavier.

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