jueves, 18 de abril de 2013

Vocabulario Espirita Allan Kardek. Letra T


T

TAUMATURGO  (thaumaturge)  [del griego  thauma,
thaumatos: maravilla, y  ergon: obra]. Hacedor de
milagros: san Gregorio Taumaturgo. Algunas veces se
dice, por escarnio, de aquellos que –con o sin razón– se
jactan de tener el poder de producir fenómenos que
están fuera de las leyes de la Naturaleza; en este sentido
es que ciertas personas califican a Swedenborg de
taumaturgo.

TELEGRAFÍA HUMANA  (télégraphie humaine).
Comunicación a distancia entre dos personas vivas que
se evocan recíprocamente. Esta evocación provoca la
emancipación del alma o Espíritu encarnado, que se
manifiesta y que puede comunicar su pensamiento a
través de la escritura o por cualquier otro medio. Los
Espíritus nos dicen que la telegrafía humana será un día
un medio usual de comunicación, cuando los hombres
sean más morales, menos egoístas y menos apegados a
las cosas materiales; a la espera de esto, sólo es un
privilegio de las almas de élite.

TIPTOLOGÍA  (typtologie)  [del griego  typto: golpe, y
logos: discurso]. Comunicación inteligente de los
Espíritus mediante la producción de golpes. Tiptología
por movimiento  (typtologie par mouvement): cuando
los golpes son efectuados por cualquier objeto que se
mueve, como por ejemplo una mesa que golpea con sus
patas por medio de un movimiento basculante.
Tiptología íntima o  pasiva  (typtologie intime ou
passive): cuando los golpes se hacen escuchar en la
propia sustancia de un objeto completamente inmóvil.
Tiptología alfabética  (typtologie alphabétique):
cuando los golpes dados designan las letras del alfabeto
que, reunidas, forman las palabras y las frases. Puede
ser producida por los dos medios anteriores. La 66
tiptología es un medio de comunicación muy imperfecto
en razón de su lentitud, que no permite desarrollos tan
extensos como los que pueden obtenerse a través de la
psicografía o de la psicofonía. Véanse estas palabras.

TODO (El ...) universal, el gran todo (le tout universel, le
grand tout). Según la opinión de ciertos filósofos,
existiría un alma universal de la que cada uno de
nosotros posee una parte. Por ocasión de la muerte,
todas esas almas particulares vuelven a la fuente general
sin conservar su individualidad, como las gotas de
lluvia que se confunden en las aguas del océano. Esta
fuente común es para ellos el  gran todo, el  todo
universal. Esta doctrina causaría tanta desesperación
como el Materialismo, porque si no hay individualidad
después de la muerte, sería absolutamente como no
existir. El Espiritismo es la prueba patente de lo
contrario. Pero la idea del gran todo no implica
necesariamente la de la fusión de los seres en uno solo.
Un soldado que vuelve a su regimiento entra en un todo
colectivo y no por ello deja de conservar su
individualidad. Sucede lo mismo con las almas que
entran en el mundo de los Espíritus, que para ellas es
igualmente un todo colectivo: el todo universal. En este
sentido es que debe entenderse esta expresión en el
lenguaje de ciertos Espíritus.

TRANSMIGRACIÓN  (transmigration). Véanse
Reencarnación  (Réincarnation),  Metempsicosis
(Métempsycose).

TRASGOS  (Farfadets)  [del latín  fadus,  fada: hada].
Espíritus traviesos; especie de duendes, más maliciosos
que malos, pertenecientes a  la clase de los Espíritus
ligeros. (Véase Duende [Lutin].)

lunes, 18 de marzo de 2013

Vocabulario Espirita Allan Kardek. Letra S


S

SATÁN, SATANÁS  (Satan)  [del hebreo  chaitân:
adversario, enemigo de Dios]. El jefe de los demonios.
Este vocablo es sinónimo de diablo, con la diferencia de
que este último término pertenece más que el primero al
lenguaje familiar. Además, de acuerdo con la idea
vinculada a esta palabra, Satán es un ser único: el genio
del mal, el rival de Dios; diablo es un término más
genérico que se aplica a todos los demonios. Solamente
hay un Satanás, mientras que hay diversos diablos.
Según la Doctrina Espírita, de ningún modo Satanás es
un ser distinto, porque Dios no tiene rival que pueda
luchar con Él de potencia a potencia. Satán es la
personificación alegórica del mal y de todos los
Espíritus malos. (Véanse  Diablo  [Diable],  Demonio
[Démon].)

SEMATOLOGÍA (sématologie) [del griego sema, semato:
signo, y logos: discurso]. Transmisión del pensamiento
de los Espíritus por medio de signos, tales como la
producción de golpes y ruidos, el movimiento de
objetos, etc. (Véase Tiptología [Typtologie].)

SERAFÍN (séraphin). Véase Ángel (Ange).

SIBILAS (sibylles) [del griego eólico sios: usado en vez de
théos: Dios, y de  léoulî: consejo, consejo divino].
Profetisas que pronunciaban oráculos y a quienes los
Antiguos creían inspiradas por la Divinidad. Al dejar a
un lado el charlatanismo y la aparatosidad con que las
rodeaban aquellos que las explotaban, se reconocen en
las sibilas y en las pitonisas todas las facultades de los
sonámbulos, de los extáticos y de ciertos médiums.

SÍLFIDES, SILFOS  (sylphes, sylphides). Según la
mitología de la Edad Media, los silfos eran los genios
del aire, así como los gnomos eran los de la tierra y las
ondinas los de las aguas. Se los representaba bajo una
forma humana semivaporosa, con rasgos graciosos; las
alas transparentes eran el emblema de la rapidez con la cual recorrían los espacios. Se les atribuía el poder de
volverse visibles e invisibles según su voluntad; su
carácter era dulce y afable. A. Martin expresa: «No
dudéis de la multitud de silfos ligeros que tenéis a
vuestras órdenes; continuamente ocupados en recoger
vuestros pensamientos, apenas pronunciáis una palabra
se apoderan de ella y van a repetirla en torno de
vosotros. Su celeridad es tan grande que recorren mil
pasos por segundo. Son los silfos de Paracelso y de
Gabalis.» La creencia en los silfos tiene evidentemente
su origen en las manifestaciones espíritas. Son Espíritus
de un orden inferior, ligeros pero afables.

SOMNILOQUIA (somniloquie) [del latín somnus: sueño, y
loqui: hablar]. Estado de emancipación del alma,
intermediario entre el sueño y el sonambulismo natural.
Los que hablan durante el sueño son somnílocuos.

SONAMBULISMO  (somnambulisme)  [del latín  somnus:
sueño, y  ambulare: caminar, pasearse]. Estado de
emancipación del alma más completo que el sueño.
(Véase Sueños [Rêves].) El sueño es un sonambulismo
imperfecto. En el sonambulismo la lucidez del alma, es
decir, la facultad de ver –que es uno de los atributos de
su naturaleza– está más desarrollada; el alma ve las
cosas con mayor precisión y nitidez. El cuerpo puede
obrar bajo el impulso de la voluntad del alma. El olvido
absoluto en el momento de despertar es una de las
señales características del verdadero sonambulismo,
porque la independencia del alma con respecto al
cuerpo es más completa que en el sueño.

SONAMBULISMO MAGNÉTICO  (somnambulisme
magnétique) o artificial. El que es provocado por la
acción que una persona ejerce sobre otra mediante el
fluido magnético que aplica en ella.

SONAMBULISMO NATURAL (somnambulisme naturel).
El que es espontáneo, produciéndose sin provocación ni
influencia de ningún agente exterior.

SUEÑO MAGNÉTICO (sommeil magnétique). Al obrar el
fluido magnético sobre el sistema nervioso, produce en
ciertas personas un efecto que se ha comparado con el
sueño natural, pero que difiere esencialmente de éste en
varios aspectos. La principal diferencia consiste en que,
en ese estado, el pensamiento es enteramente libre, el
individuo tiene una perfecta conciencia de sí mismo y el
cuerpo puede actuar como en el estado normal, lo que
demuestra que la causa fisiológica del sueño magnético
no es la misma que la del sueño natural; pero el sueño
natural es un estado transitorio que siempre precede al
sueño magnético: el paso del uno al otro es un
verdadero despertar del alma. Por esta razón, los que
por primera vez son puestos en sonambulismo
magnético casi siempre responden que  no a esta
pregunta: ¿Dormís? Y, en efecto, ya que ven y piensan
libremente, para ellos lo que hacen no es dormir, en el
sentido vulgar de la palabra.

SUEÑO NATURAL  (sommeil naturel). Suspensión
momentánea de la vida de relación; entorpecimiento de
los sentidos durante el cual se interrumpen las
relaciones del alma con el mundo exterior por medio de
los órganos.

SUEÑOS  (rêves). Efecto de la emancipación del alma al
dormir el cuerpo. Cuando los sentidos están
entorpecidos, los lazos que unen el cuerpo al alma se
aflojan; ésta, al volverse más libre, recobra parcialmente
sus facultades de Espíritu y entra más fácilmente en
comunicación con los seres del mundo incorpóreo. Al
despertar, el recuerdo que conserva de lo que ha visto
en otros lugares y en otros mundos –o en sus existencias
pasadas– constituye el sueño propiamente dicho. Pero
como este recuerdo es sólo parcial, casi siempre
incompleto y mezclado con recuerdos del estado de
vigilia, de ello resulta que hay interrupciones en la serie
de los hechos, lo que corta la ilación y produce esos
conjuntos extraños que parecen no tener sentido, como
si a un relato hubieran truncado aquí y allá trechos de
líneas o de frases.

SUPERSTICIÓN  (superstition). Por más absurda que sea
una idea supersticiosa, casi siempre se basa en un hecho
real, al que la ignorancia ha desnaturalizado, exagerado
o falsamente interpretado. Sería un error creer que
divulgar el conocimiento de las manifestaciones
espíritas es propagar las supersticiones. Una de dos: o
esos fenómenos son una quimera, o son reales. En el
primer caso, sería razonable combatirlos; pero si
existen, como lo ha demostrado la experiencia, nada ha
de impedir que se produzcan. Como sería pueril
declararse contra los hechos positivos, lo que es
necesario combatir no son de manera alguna los hechos,
sino la falsa interpretación que la ignorancia puede
darles. Sin duda, en los siglos pasados, tales hechos han
sido la fuente de una multitud de supersticiones, así
como todos los fenómenos naturales cuya causa era
desconocida; el progreso de las Ciencias positivas hace
que poco a poco vayan desapareciendo parte de esas
supersticiones. Cuando la ciencia espírita sea mejor
conocida, hará desaparecer las restantes. Los
adversarios del Espiritismo se apoyan en el peligro que
dichos fenómenos  presentan para la razón. Todas las
causas que pueden impresionar las imaginaciones
débiles pueden producir la locura; ante todo, lo que es
preciso hacer es curar el mal del miedo. Ahora bien, el
medio de lograrlo no es exagerando el peligro, al hacer
creer que todas esas manifestaciones son obra del
diablo; los que propagan esta creencia con miras a
fomentar el descrédito pierden completamente su
objeto, primeramente porque asignar una causa
cualquiera a los fenómenos espíritas es reconocer su
existencia. En segundo lugar, porque al querer persuadir
de que el diablo es su único agente, se afecta
peligrosamente la moral de ciertos individuos. Como no
pueden impedir que las manifestaciones se produzcan –
incluso entre los que no quieren ocuparse de las
mismas–, ellos solamente verán en su entorno y por
todas partes diablos y demonios, hasta en los efectos
más sencillos que han de confundir con
manifestaciones: esto sí que puede alterar sus facultades 65
mentales. Dar crédito a ese temor es propagar el mal del
miedo, en vez de curarlo. He aquí el verdadero peligro,
he aquí la superstición.

lunes, 18 de febrero de 2013

Vocabulario Espirita Allan Kardek. Letra R


R

REENCARNACIÓN (réincarnation). Regreso del Espíritu
a la vida corporal. La reencarnación puede tener lugar
inmediatamente después de la muerte o después de un
lapso de tiempo más o menos prolongado, durante el
cual el Espíritu se encuentra en el estado de erraticidad.
Puede tener lugar en la Tierra o en otras esferas, pero
siempre en un cuerpo humano y jamás en el de un
animal. La reencarnación es progresiva o estacionaria:
nunca retrógrada. En sus nuevas existencias corporales
el Espíritu puede decaer en posición social, pero no
como Espíritu; es decir, de señor puede pasar a ser
criado, de príncipe a artesano, de rico a miserable,
incluso progresando siempre en conocimientos y en
moralidad. De esta manera, el criminal puede
convertirse en un hombre de bien, pero el hombre de
bien no puede transformarse en un criminal. Los
Espíritus imperfectos, que están todavía bajo la
influencia de la materia, no siempre tienen ideas
completas acerca de la reencarnación; el modo en que la
explican deja traslucir su ignorancia y sus prejuicios
terrestres, más o menos como sucedería a un campesino
a quien se preguntara si es la Tierra la que gira
alrededor del Sol o éste alrededor de la Tierra. Sólo
tienen de sus existencias anteriores un recuerdo confuso
y el porvenir es para ellos incierto. (Se sabe que el
recuerdo de las existencias pasadas se va aclarando a
medida que el Espíritu se depura.) Algunos hablan aún
de las esferas concéntricas que rodearían a la Tierra y
en las cuales el Espíritu –al elevarse gradualmente–
llegaría al séptimo cielo, que es para ellos el apogeo de
la perfección. Pero, incluso en medio de la diversidad
de expresiones y de la rareza de las figuras, una
observación atenta permite reconocer un pensamiento
dominante: el de las pruebas sucesivas que el Espíritu
debe enfrentar y el de los diversos grados que debe
recorrer para alcanzar la perfección y la suprema
felicidad. Frecuentemente las cosas nos parecen
contradictorias por no haber sondado su sentido íntimo.

viernes, 18 de enero de 2013

Vocabulario Espirita Allan Kardek. Letra P


P

PARAÍSO (paradis) [del griego paradeizos: jardín, vergel].
Morada de los bienaventurados. Los Antiguos lo
ubicaban en la parte de los Infiernos llamada Campos
Elíseos (véase  Infierno). Los pueblos modernos lo
sitúan en las regiones elevadas del espacio. Aquella
palabra es sinónimo de cielo (ciel), tomada en la misma
acepción, con la diferencia de que el vocablo  cielo se
vincula con una idea de beatitud infinita, mientras que
el término paraíso es más circunscrito y recuerda goces
un poco más materiales. Aún se dice: «subir al cielo»,
«descender al infierno». Estas opiniones se basan en la
creencia primitiva –fruto de la ignorancia– de que el
Universo estaría formado de esferas concéntricas, en
cuyo centro se hallaría la Tierra. En estas esferas denominadas  cielos, es donde han sido colocadas las
moradas de los justos; de ahí las expresiones de «quinto y sexto cielos» para designar los diversos grados de beatitud. Pero, desde entonces, la Ciencia ha dirigido su mirada investigadora hacia las profundidades etéreas y nos muestra el espacio universal sin límites, poblado de un número infinito de globos, entre los cuales se encuentra el nuestro, al cual ningún lugar de distinción le ha sido asignado y sin que exista para él  arriba o abajo. Al observar el sabio –allí donde le habían indicado el Cielo– el espacio infinito y los innumerables mundos por todas partes, y al no encontrar el Infierno en las entrañas de la Tierra sino las capas geológicas en que está inscrita su formación en caracteres irrefutables,
comenzó a dudar del Cielo y del Infierno, y de ahí a la
duda absoluta no había más que un paso. La Doctrina
enseñada por los Espíritus superiores está de acuerdo
con la Ciencia. Nada contiene que repugne a la razón o
que esté en contradicción con los conocimientos
exactos. Esa Doctrina nos muestra la morada de los
Buenos, no más en un lugar cerrado o en las supuestas
esferas con que la ignorancia había rodeado a nuestro
globo, sino en todas partes donde haya Espíritus
buenos: en el espacio para los que están errantes, y en
los mundos más perfectos para los que están
encarnados. He aquí el Paraíso Terrestre y los Campos
Elíseos, cuya primera idea proviene del conocimiento
intuitivo que había sido dado al hombre sobre ese
estado de cosas, y que su ignorancia y sus prejuicios
han reducido a mezquinas proporciones. Ella nos
muestra a los malos encontrando el castigo de sus faltas
en su propia imperfección, en sus sufrimientos morales,
en la inevitable presencia de sus víctimas, castigos más
terribles que las torturas físicas incompatibles con la
doctrina de la inmaterialidad del alma; los muestra
expiando sus errores mediante las tribulaciones de
nuevas existencias corporales, que cumplen en mundos
imperfectos y no en un lugar de eternos suplicios de
donde la esperanza haya sido desterrada para siempre.
He aquí el Infierno. ¡Cuántos hombres nos han dicho: Si
nos hubieran enseñado esto en nuestra infancia, jamás
habríamos dudado! La experiencia nos enseña que los
Espíritus que no están suficientemente
desmaterializados se encuentran todavía bajo el imperio
de las ideas y de los prejuicios de la existencia corporal;
los que en sus comunicaciones tienen un lenguaje
conforme a ideas que han sido demostradas
materialmente erróneas, prueban por esto mismo su
ignorancia y su inferioridad.

PENAS ETERNAS  (peines éternelles). Los Espíritus
superiores nos enseñan que sólo el bien es eterno,
porque es la esencia de Dios, y que el mal tendrá un fin.
En consecuencia de este principio combaten la doctrina
de la eternidad de las penas como contraria a la idea que
Dios nos da de su justicia y de su bondad. Pero la luz no
se hace para los Espíritus sino en razón de su elevación;
en las clases inferiores sus ideas aún se encuentran
oscurecidas por la materia; para ellos, el futuro está
cubierto por un velo: no ven más que el presente. Están
en la posición de un hombre que escala una montaña; en
el fondo del valle, la niebla y las curvas del camino
limitan su visión: le es preciso llegar a la cima para
abarcar todo el horizonte, para evaluar su recorrido y lo
que le queda por hacer. Al no percibir el término de sus
sufrimientos, los Espíritus imperfectos creen que
siempre han de sufrir, y este pensamiento es en sí
mismo un castigo para ellos. Por lo tanto, si ciertos
Espíritus nos hablan de penas eternas es porque creen
en ellas, debido a su inferioridad.

PENATES  (Pénates)  [del latín  penitus: interior, que está
dentro; formado de penus: lugar retirado, oculto]: dioses
domésticos de los Antiguos, así denominados porque se
los colocaba en el lugar más retirado de la casa. –
LARES (Lares) [del nombre de la ninfa Lara, ya que se
los creía hijos de esta ninfa y de Mercurio]: eran, así
como los penates, dioses o genios domésticos, con la
diferencia de que en su origen los  penates eran los
manes (Mânes) de los antepasados, cuyas imágenes se
guardaban en un lugar secreto, al abrigo de la
profanación. Los  lares –genios benéficos, protectores
de las familias y de las casas– eran considerados como
hereditarios, porque una vez vinculados a una familia
continuaban protegiendo a sus descendientes. No sólo
cada familia y cada casa tenían sus propios lares, sino
que los había también para las ciudades, aldeas, calles,
edificios públicos, etc., los cuales se ponían bajo la
protección de estos o de aquellos lares, como entre los
cristianos lo hacen bajo tal o cual santo patrono. Los
lares y los penates, cuyo culto se puede decir que era
universal –aunque con nombres diferentes–, no eran
otros que los Espíritus familiares, cuya existencia hoy
nos es revelada; pero los Antiguos hacían de ellos
dioses a los cuales la superstición erigía altares,
mientras que para nosotros son simplemente Espíritus
que han animado a hombres semejantes a los nuestros, a
veces parientes y amigos, y que se vinculan a nosotros
por simpatía. (Véase Politeísmo [Polythéisme].)

PERIESPÍRITU  (périsprit)  [del griego  peri: alrededor, y
del latín spiritus: espíritu]. Envoltura semimaterial del
Espíritu, después de su separación del cuerpo. El
Espíritu la extrae del mundo en que se encuentra y la
cambia al pasar de un globo al otro; es más o menos
sutil o grosera, según  la naturaleza de cada mundo. El
periespíritu puede tomar todas las formas, a voluntad
del Espíritu; comúnmente adopta la imagen que tenía en
su última existencia corporal. Aunque de naturaleza
etérea, la sustancia del periespíritu es capaz de recibir
ciertas modificaciones que la vuelven perceptible a
nuestra vista; es esto lo que sucede en las apariciones.
Incluso puede –por su unión con el fluido de ciertas
personas– hacerse temporalmente tangible, es decir,
ofrecer al tacto la resistencia de un cuerpo sólido, como
se observa en las apariciones estereotitas o palpables.
(Véase  Aparición  [Apparition].) La naturaleza íntima
del periespíritu todavía no es conocida; pero se podría
suponer que la materia del cuerpo está compuesta de
una parte sólida y grosera y de otra sutil y etérea; que
sólo la primera sufre la descomposición producida por
la muerte, mientras que la segunda persiste y sigue al
Espíritu. De esta manera, el Espíritu tendría doble 54
envoltura; la muerte lo despojaría solamente de la más
grosera; la segunda –que es el periespíritu– sería el
molde y la forma de la primera, como si fuese una
especie de sombra. Pero su naturaleza esencialmente
vaporosa permitiría al Espíritu modificar esta forma a
voluntad, volviéndola visible o invisible, palpable o
impalpable. El periespíritu representa para el Espíritu lo
que el perispermo representa para el germen del fruto.
La almendra, despojada de su envoltura leñosa, contiene
el germen bajo la delicada envoltura del perispermo.

PITIA, PITONISA  (pythie, pythonisse). Sacerdotisa de
Apolo Pitio, en Delfos, que recibía este nombre por la
serpiente Pitón que Apolo había matado. La Pitia
pronunciaba los oráculos, pero como éstos no siempre
eran inteligibles, los sacerdotes se encargaban de
interpretarlos según las circunstancias. (Véase  Sibila
[Sibylle].)

PLEGARIA  (prière). La plegaria es una invocación y, en
ciertos casos, una evocación por la cual se llama hacia
sí tal o cual Espíritu. Cuando la oración se dirige a Dios,
Él nos envía sus mensajeros: los Espíritus buenos. La
plegaria no puede derogar los decretos de la
Providencia; pero por medio de ella los Espíritus
buenos pueden venir en nuestra ayuda, ya sea para
darnos la fuerza moral que nos falta o para sugerirnos
los pensamientos necesarios: de aquí proviene el alivio
que uno siente cuando ha orado con fervor. De ahí
procede también el alivio que experimentan los
Espíritus en sufrimiento cuando oramos por ellos; estos
mismos piden las plegarias en la forma que les es más
familiar y que está más en relación con las ideas que
han conservado de su existencia corporal. Pero la razón
nos dice –de acuerdo con los Espíritus– que la oración
que solamente sale de los labios es una vana fórmula si
el corazón no toma en ella parte alguna.

PNEUMATOFONÍA  (pneumatophonie) [de  pneuma, y de
phoné: sonido o voz]. Comunicación verbal y directa de
los Espíritus sin el concurso de los órganos vocales. 55
Sonido o voz que ellos hacen escuchar en el aire y que
parece resonar en nuestros oídos.  Observación –
Nosotros no empleamos la palabra  pneumatología
(pneumatologie) porque ya tiene una acepción científica
determinada, y porque esta palabra sería impropia, ya
que se trata de sonidos vagos no articulados.

PNEUMATOGRAFÍA  (pneumatographie)  [del griego
pneuma: aire, soplo, viento, espíritu, y  grapho: yo
escribo]. Escritura directa de los Espíritus sin el empleo
de la mano de un médium. (Véase  Psicografía
[Psychographie].)

POLITEÍSMO (polythéisme) [del griego polus: muchos, y
théos: Dios]. Religión que admite muchos dioses. Entre
los pueblos antiguos la palabra dios suscitaba la idea de
poder; para ellos, todo poder superior a lo común era un
dios: hasta los hombres que habían hecho grandes cosas
se convertían en dioses para los pueblos antiguos. Al
manifestarse los Espíritus por efectos que les parecían
sobrenaturales, eran a sus ojos otras tantas divinidades,
entre las que es imposible no reconocer a nuestros
Espíritus de todos los grados, desde los Espíritus
golpeadores hasta los Espíritus superiores. En los dioses
de forma humana, que se transportaban a través del
espacio cambiando de forma y volviéndose visibles e
invisibles a voluntad, identificamos todas las
propiedades del periespíritu.  En las pasiones que se les
atribuía reconocemos a los Espíritus aún no
desmaterializados. En los manes, lares y penates
identificamos a nuestros Espíritus familiares, nuestros
genios tutelares. Por lo tanto, el conocimiento de las
manifestaciones espíritas es la fuente del politeísmo;
pero desde la más remota Antigüedad, los hombres
esclarecidos habían formado juicio sobre esos supuestos
dioses en su justo valor, reconociendo en ellos a las
criaturas de un Dios Supremo, soberano Señor del
mundo. El Cristianismo, al confirmar la doctrina de la
unidad de Dios y al esclarecer a los hombres con la
sublime moral del Evangelio, ha marcado una nueva era
en la marcha progresiva de la humanidad. Sin embargo, 56
como los Espíritus no cesaban de manifestarse, los
hombres hicieron de ellos genios y hadas, en lugar de
dioses.

POSEÍDO, POSESO (possédé). Según la idea vinculada a
esta palabra,  poseído es aquel en quien el demonio ha
tomado posesión. El  demonio lo posee significa:  el
demonio se ha apoderado de su cuerpo. (Véase
Demonio [Démon].) Al tomar el vocablo demonio, no
en su acepción vulgar, sino en el sentido de Espíritu
malo, Espíritu impuro, Espíritu malévolo, Espíritu
imperfecto, quedaría por saber si un Espíritu de esta
naturaleza –o de cualquier otra– puede alojarse en el
cuerpo de un hombre, conjuntamente con el Espíritu
que está en él encarnado, o si puede reemplazarlo. En
este último caso, se podría preguntar qué pasaría con el
alma que ha sido expulsada. La Doctrina Espírita dice
que el Espíritu unido al cuerpo solamente puede ser
separado del mismo por la muerte; que otro Espíritu no
puede meterse en su lugar ni unirse al cuerpo
simultáneamente con aquél. Pero la Doctrina también
enseña que un Espíritu imperfecto puede vincularse a
un Espíritu encarnado y someterlo, dominando su
pensamiento y obligándolo a hacer tal o cual cosa, o a
obrar en tal o cual sentido, si no tiene la fuerza
necesaria para oponerle resistencia. Lo constriñe, por
así decirlo, bajo su influencia. De este modo, no hay
posesión en el sentido absoluto de la palabra, sino
subyugación. No se trata de manera alguna de desalojar
a un Espíritu malo, sino –para servirnos de una
comparación material– de hacerle soltar la presa, lo que
siempre se puede conseguir si se lo quiere seriamente;
pero hay personas que se complacen en una
dependencia que halaga sus gustos y sus deseos. La
superstición vulgar atribuye a la posesión del demonio
ciertas enfermedades que no tienen otra causa que una
alteración orgánica. Esta creencia estaba muy difundida
entre los judíos; para ellos, curar esas enfermedades era
expulsar a los demonios. Sea cual fuere la causa de la
enfermedad, con tal que se consiga su curación, no
disminuye en nada el poder de quien la efectúa. Jesús y
sus discípulos podían, pues, decir que expulsaban a los
demonios, sirviéndose del lenguaje usual. De haber
hablado de otro modo no les habrían comprendido, y
quizás tampoco les creyesen. Una cosa puede ser
verdadera o falsa según el sentido que se dé a las
palabras. Las mayores verdades pueden parecer
absurdas cuando sólo la forma es tenida en cuenta.

PRUEBAS  (épreuves). Vicisitudes de la vida corporal
mediante las cuales los Espíritus se depuran, según la
manera de enfrentarlas. De acuerdo con la Doctrina
Espírita, el Espíritu desprendido del cuerpo, al
reconocer su imperfección, elige por sí mismo –por un
acto de su libre albedrío– el género de pruebas que cree
más adecuado para su adelanto y que ha de enfrentar en
una nueva existencia. Si ha elegido una prueba que está
por encima de sus fuerzas, sucumbe y retarda su
adelanto.

PSICOFONÍA  (psychophonie)  [del griego  psuké: alma, y
phonê: sonido o voz]. Transmisión del pensamiento de
los Espíritus por medio de la voz de un médium
parlante.

PSICOGRAFÍA  (psychographie)  [del griego  psuké:
mariposa, alma, y grapho: yo escribo]. Transmisión del
pensamiento de los Espíritus por medio de la escritura
trazada por la mano de un médium. En el médium
escribiente la mano es el instrumento, pero su alma –o
Espíritu en él encarnado– es el intermediario o
intérprete del Espíritu ajeno que se comunica; en la
pneumatografía, es el propio Espíritu ajeno que escribe
sin intermediario. (Véase  Pneumatografía
[Pneumatographie].) La  psicografía inmediata o
directa (psychographie immédiate ou directe) es cuando
el propio médium toma el lápiz y escribe como si lo
hiciese habitualmente. La  psicografía mediata o
indirecta (psychographie médiate ou  indirecte) es
cuando el lápiz es adaptado a un objeto cualquiera que,
de cierto modo, sirve como apéndice de la mano, como
una cestita, una tablita, etc.

PSICOLOGÍA  (psychologie). Disertación sobre el alma;
ciencia que trata de la naturaleza del alma. Esta palabra
sería para el médium parlante lo que la psicografía es
para el médium escribiente, es decir, la transmisión del
pensamiento de los Espíritus por medio de la voz de un
médium; pero como el vocablo psicología ya posee una
acepción consagrada y bien definida, no conviene darle
otra. (Véase Psicofonía [Psychophonie].)

PUREZA ABSOLUTA  (pureté absolue). Estado de los
Espíritus del primer orden o Espíritus puros; los que han
recorrido todos los grados de la escala y que no tienen
más necesidad de reencarnarse.

PURGATORIO  (purgatoire)  [del latín  purgatorium,
formado de  purgare: purgar, cuya raíz  purus: puro, se
deriva del griego pyr, pyros: fuego, antiguo emblema de
la purificación]. Según la Iglesia Católica, lugar de
expiación temporaria para las almas que tienen aún que
purificarse de algunas manchas. De modo alguno la
Iglesia ha definido de manera precisa el lugar donde se
encuentra el Purgatorio; lo ubica en todas partes, en el
espacio y quizás a nuestro lado. Tampoco explica con
claridad la naturaleza de las penas que en él se padecen;
son sufrimientos más morales que físicos. Entretanto,
dice que allí hay fuego, pero la más alta Teología
reconoce que esa palabra debe tomarse en sentido
figurado y como emblema de la purificación. La
enseñanza de los Espíritus es mucho más explícita al
respecto; es verdad que ellos rechazan el dogma de la
eternidad de las penas (véanse Infierno [Enfer], Penas
eternas  [Peines éternelles]), pero admiten una
expiación temporaria, más o menos prolongada, que –
salvo el nombre– no es otra cosa sino el purgatorio. Esta
expiación se cumple por medio de sufrimientos morales
del alma en el estado errante; los Espíritus errantes
están por todas partes: en el espacio, a nuestro lado, así
como lo dice la Iglesia. La Iglesia admite en el
Purgatorio ciertas penas físicas; la Doctrina Espírita
dice que el Espíritu se depura, se  purga de sus
impurezas en sus existencias corporales. Los
sufrimientos y las tribulaciones de la vida son las
expiaciones y las pruebas por las cuales se eleva; de
esto resulta que aquí en la Tierra estamos en pleno
purgatorio. Lo que la Doctrina Católica deja en la
vaguedad, los Espíritus lo definen con precisión,
haciendo conque lo toquemos con el dedo y lo
observemos con los ojos. Los Espíritus que sufren
pueden, pues, decir que están en el purgatorio, para
servirse de nuestro lenguaje. Si, en razón de su
inferioridad moral, no les es dado ver el término de sus
sufrimientos, ellos dirán que están en el Infierno (véase
Infierno [Enfer]). La Iglesia admite la eficacia de las
oraciones para las almas del Purgatorio; los Espíritus
nos dicen que por medio de la plegaria se atrae a los
Espíritus buenos, quienes dan a los débiles la fuerza
moral que les hace falta para soportar sus pruebas. Por
lo tanto, los Espíritus que sufren pueden pedir a través
de la oración, sin que haya en esto contradicción con la
Doctrina Espírita. Ahora bien, de acuerdo con lo que
sabemos de los diferentes grados de los Espíritus,
comprendemos que pueden proferirlas según la forma
que les era familiar cuando encarnados (véase Plegaria
[Prière]). La Iglesia sólo admite una única existencia
corporal, después de la cual el destino del hombre está
irrevocablemente fijado para la eternidad. Los Espíritus
nos dicen que una sola existencia, cuya duración –
frecuentemente abreviada por accidentes– no es sino un
punto en la eternidad, no es suficiente para que el alma
se purifique completamente, y que Dios, en su justicia,
de manera alguna condena sin remisión a aquel de quien
a menudo no ha dependido instruirse convenientemente
sobre el bien para ponerlo en práctica. La Doctrina de
los Espíritus deja al alma la facultad de cumplir en una
serie de existencias aquello que no ha podido realizar en
una sola: he aquí la principal diferencia. Pero si
examinamos con cuidado todos los principios
dogmáticos y si separamos siempre lo que debe ser
tomado en sentido figurado, no cabe duda de que
desaparecerían muchas contradicciones aparentes.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Filosofia-Enciclopedica-Universal DIciembre 31 de 1910





Advertencia

Diciembre 31 de 1910

Seguramente, mis hermanos se preguntarán: ¿Por qué se ha hecho este largo silencio de cinco meses, después del terrible descubrimiento del 29 de julio?...

No estuve durmiendo, ni parado, ni hubo silencio. Lo que sí, no exterioricé mis acciones y no estuve a la vista de los mal curiosos. Estaba, sí, en el fondo del abismo descubierto, empeñado en cerrarlo, para que no tragara más conciencias, y cerrado quedó.

En ese tiempo, se ha trazado todo el plan a seguir, y en mis viajes, alcancé lo que podremos llamar la partida de nacimiento de Jesús y sus otros seis hermanos, entre los cuales estaba también la mía de entonces.

Lo que interesaba a los hombres, os lo di en la “Filosofía Austera Racional”, en el capítulo “Juan el Solitario
y Jesús de Nazareth”. Bebí en las fuentes puras que en otrora cerrara sus grifos que yo sólo tendría que abrir, y que los abrí, os lo he confirmado en toda mi obra, que coroné con el “Conócete a ti mismo”.

Había guardado en secreto viril mis armas, y pedio condos, y por ellos fui, con los que me había de mostrar a los hombres, que debía juzgar pesando sus conciencias.

Recogí las partes que habían jurado luchas, y pedí Consejo Universal para el acto a que la ley me obligaba de firmar la solidaridad de este mínimo mundo, a los grandes mundos de la cosmogonía; y, heme otra vez en la lidia de las fieras que debo dominar y no matar, siendo hombres o espíritus; pero debiendo anular las causas de que los hombres se hagan fieras.

Debo advertir una vez más, y para siempre: Que no entenderéis la “Filosofía Enciclopédica”, “Voz de la
Solidaridad”, sin el estudio profundo de los 10 libros del hombre, pues la solidaridad no traza rumbos, los
traza el hombre. No da Axiomas ni hace leyes; los hace y los da el hombre. A la solidaridad, le pertenece
juzgar y confirmar la obra del hombre que la representa, y esto hace.

Estudiar, pues, e ir “Siempre más allá”.

El Maestro Juez

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martes, 18 de diciembre de 2012

Vocabulario Espirita. Allan Kardek Letra O


O

ORÁCULO  (oracle)  [del latín  os, oris: boca]. Según las
creencias paganas, respuesta de los dioses a las
preguntas que se les formulaban. Era así denominado
porque las respuestas eran generalmente transmitidas
por la  boca de las pitonisas (Pythonisses). (Véase esa
palabra.) Por extensión, se daba a la vez el nombre de
oráculo a la respuesta, a la persona que la pronunciaba
y también a los diversos medios empleados para
conocer el porvenir. Todo fenómeno extraordinario,
propio para impresionar la imaginación, era considerado
la expresión de la voluntad de los dioses y se convertía
en oráculo. Los sacerdotes paganos –que no perdían
ninguna ocasión para explotar la credulidad– se hacían
intérpretes de los oráculos y a este efecto consagraban
solemnemente templos, donde los fieles venían a
depositar sus ofrendas con la quimérica esperanza de
conocer el futuro. Evidentemente la creencia en los
oráculos tiene su fuente en las comunicaciones espíritas,
que el charlatanismo, la codicia y el ansia de
dominación habían rodeado de prestigio, y que nosotros
vemos hoy en toda su simplicidad.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Vocabulario Espirita Allan Kardek. Letra M


M

MAGIA, MAGO  (magie, magicien)  [del griego  magos:
juicioso, sabio, formado de  mageia: conocimiento
profundo de la Naturaleza, de donde se ha originado 43
mage: sacerdote, sabio y filósofo entre los antiguos
persas]. La  magia, en su origen, era la ciencia de los
sabios; todos los que conocían la astrología, que se
jactaban de predecir el futuro y que hacían cosas
extraordinarias e incomprensibles para el vulgo, eran
magos o sabios que más tarde fueron llamados magos.
El abuso y el charlatanismo han llevado al descrédito a
la magia; pero todos los fenómenos que hoy
reproducimos por el magnetismo, el sonambulismo y el
Espiritismo prueban que la magia no era un arte
puramente quimérico y que entre muchos absurdos
había seguramente cosas muy reales. La vulgarización
de esos fenómenos ha tenido por efecto destruir el
prestigio de quienes los operaban antiguamente bajo el
velo del secreto y abusaban de la credulidad al
atribuirse un presunto poder sobrenatural. Gracias a esta
vulgarización sabemos actualmente que no existe nada
de sobrenatural en este mundo, y que ciertas cosas sólo
parecían derogar las leyes de la Naturaleza porque su
causa era desconocida.

MAGNETISMO ANIMAL  (magnétisme animal)  [del
griego y del latín  magnes: imán], así llamado por
analogía con el magnetismo mineral. La experiencia ha
demostrado que esta analogía no existe o que es sólo
aparente, siendo por lo tanto inexacta esta
denominación; pero como se ha consagrado por el uso
universal y como además el epíteto que se le agrega no
deja lugar a equívocos, habría más inconveniente que
utilidad en cambiarle el nombre. Algunas personas lo
sustituyen por la palabra  mesmerismo  (mesmérisme),
pero hasta el presente no ha prevalecido dicha
expresión. El magnetismo animal puede definirse así:
acción recíproca de dos seres vivos por intermedio de
un agente especial llamado  fluido magnético  (fluide
magnétique).

MAGNETISTA, MAGNETIZADOR  (magnétiste,
magnetiseur). La primera palabra es empleada por
algunas personas para designar a los adeptos del
magnetismo, a los que creen en sus efectos. El 44
magnetista es el teórico. El magnetizador es el práctico,
el que aplica el magnetismo. Se puede ser magnetista
sin ser magnetizador, pero no se puede ser
magnetizador sin ser magnetista. Esta distinción nos
parece útil y lógica.

MANES  (mânes)  [del latín  manere: permanecer, según
algunos; de manes, manium, formado de manus: bueno,
según otros]. En la mitología romana y etrusca los
manes eran las almas o las sombras de los muertos. Los
Antiguos tenían un gran respeto por los manes de sus
antepasados, a los que creían apaciguar por medio de
sacrificios. Eran representados con la forma humana,
pero vaporosa e invisible, rondando sus tumbas o sus
viviendas y visitando a sus familiares. ¿Quién no
reconocería en esos manes a los Espíritus, bajo la
envoltura semimaterial del periespíritu, los cuales nos
dicen –ellos mismos– estar entre nosotros con la forma
que tenían cuando encarnados? (Véase  Penates
[Pénates].)

MANIFESTACIÓN  (manifestation). Acto por el cual un
Espíritu revela su presencia. Las manifestaciones son:
Ocultas  (Occultes): cuando no tienen nada de
ostensible y el Espíritu se limita a obrar sobre el
pensamiento.  Patentes  (Patentes): cuando son
apreciables por medio de los sentidos.  Físicas
(Physiques): cuando se traducen en fenómenos
materiales, tales como ruidos, movimientos y
desplazamientos de objetos. Inteligentes (Intelligentes):
cuando revelan un pensamiento [véase Comunicación
(Communication)]. Espontáneas (Spontanées): cuando
son independientes de la voluntad y tienen lugar sin que
ningún Espíritu haya sido llamado.  Provocadas
(Provoquées): cuando son el efecto de la voluntad, del
deseo o de una evocación determinada.  Aparentes
(Apparentes): cuando el Espíritu se vuelve visible
(véase Aparición [Apparition]).

MATERIALISMO  (matérialisme). Sistema de los que
piensan que en el hombre todo es materia y que, de esta 45
manera, nada sobrevive en él después de la destrucción
del cuerpo. Nos parece inútil refutar esta opinión que,
además, es personal en algunos individuos y en ninguna
parte se ha erigido en doctrina. Si se puede demostrar la
existencia del alma mediante el razonamiento, las
manifestaciones espíritas son de ella una prueba
patente; a través de las manifestaciones asistimos, de
cierto modo, a todas las peripecias de la vida del Más
Allá. El materialismo, que sólo se basa en una negación,
no puede resistir a la evidencia de los hechos. Por eso
que la Doctrina Espírita triunfa tantas veces sobre
aquellos mismos que habían resistido a todos los otros
argumentos. Su divulgación es el medio más poderoso
para extirpar esa plaga de las sociedades civilizadas.

MÉDIUM  (médium)  [del latín  medium: medio,
intermediario]. Persona accesible a la influencia de los
Espíritus y dotado, en mayor o en menor medida, de la
facultad de recibir y de transmitir sus comunicaciones.
Para los Espíritus, el médium es un intermediario; es un
agente o un instrumento más o menos cómodo, según la
naturaleza o el grado de su facultad mediadora. Esta
facultad depende de una disposición orgánica especial,
susceptible de desarrollo. Se distinguen diversas
variedades de médiums, según su aptitud particular para
tal o cual modo de transmisión o para ese o aquel
género de comunicación.

MÉDIUMS DE EFECTOS FÍSICOS  (médiums à
influences physiques). Los que tienen el poder de
provocar manifestaciones ostensibles. Comprenden las
siguientes variedades:  Médiums motores  (Médiums
moteurs): los que provocan el movimiento y el
desplazamiento de objetos.  Médiums tiptólogos
(Médiums typteurs): los que provocan ruidos y golpes.
Médiums de apariciones  (Médiums appariteurs): los
que provocan apariciones (véase  Aparición
[Apparition]). Entre los médiums de efectos físicos se
distinguen: los  Médiums naturales  (Médiums
naturels): son aquellos que producen los fenómenos
espontáneamente y sin ninguna participación de su 46
voluntad. Los  Médiums facultativos  (Médiums
facultatifs): son los que tienen el poder de provocar los
fenómenos por un acto de su voluntad.

MÉDIUMS DE EFECTOS INTELECTUALES (médiums
à influences morales). Los que son más especialmente
apropiados para recibir y transmitir comunicaciones
inteligentes. Se los distingue según su aptitud especial:
Médiums escribientes o psicógrafos  (Médiums
écrivains ou psychographes): los que tienen la facultad
de escribir bajo la influencia de los Espíritus (véase
Psicografía [Psychographie]).  Médiums
pneumatógrafos (Médiums pneumatographes): los que
tienen la facultad de obtener la escritura directa de los
Espíritus (véase Pneumatografía [Pneumatographie]).
Médiums dibujantes (Médiums dessinateurs): los que
dibujan bajo la influencia de los Espíritus.  Médiums
músicos  (Médiums musiciens): los que ejecutan,
componen o escriben música bajo la influencia de los
Espíritus.  Médiums parlantes  (Médiums parlants):
transmiten a través de la palabra lo que los médiums
escribientes transmiten a través de la escritura.
Médiums excitadores  (Médiums communicateurs):
personas que, por su propia influencia, tienen el poder
de desarrollar en los otros la facultad de escribir, sean o
no ellas mismas médiums escribientes.  Médiums
inspirados (Médiums inspirés): personas que, ya sea en
estado normal o en estado de éxtasis, reciben por el
pensamiento comunicaciones ocultas y extrañas a sus
propias ideas. Médiums de presentimientos (Médiums
à pressentiments): personas que, en cierta circunstancia,
tienen una vaga intuición de las cosas futuras. Médiums
videntes  (Médiums voyants): personas que tienen la
facultad de la segunda vista, o la de ver a los Espíritus
(véase  Vista [Vue]).  Médiums sensitivos o
impresionables  (Médiums sensitifs ou impressibles):
personas capaces de sentir la presencia de los Espíritus
mediante una vaga impresión de la que no pueden darse
cuenta. Esta variedad no tiene un carácter bien
delimitado: todos los médiums son necesariamente
impresionables; la impresionabilidad es más bien una 47
cualidad general que particular; es la facultad
rudimentaria indispensable al desarrollo de todas las
otras. Difiere de la impresionabilidad puramente física y
nerviosa, con la cual es necesario no confundirla.
Observación – Algunas personas emplean la palabra
media como plural de médium, de la misma forma que
se hace con el vocablo  errata. No vemos ninguna
ventaja en multiplicar sin necesidad las excepciones, ya
tan numerosas en nuestra lengua. Todos los gramáticos
están hoy de acuerdo en agregar a la mayoría de las
palabras extranjeras, incorporadas al lenguaje usual, el
signo del plural. Además, varias palabras con
terminación latina se encuentran en este caso: se dice
muséums,  fáctums,  pénsums,  memorándums, etc. ¿Por
qué no decir médiums? Decir media sería una especie de
afectación pedante.

METEMPSICOSIS  (métempsychose)  [del griego  meta:
cambio,  en: en, y  psukê: alma]. Transmigración del
alma de un cuerpo al otro. «El dogma de la
metempsicosis es de origen hindú. Esta creencia pasó de
la India a Egipto, de donde más tarde Pitágoras la
importó a Grecia. Los discípulos de este filósofo
enseñan que el Espíritu, cuando se ha liberado de los
lazos del cuerpo, va al imperio de los muertos a esperar,
en un estado intermediario de duración más o menos
prolongada, el momento oportuno para animar otros
cuerpos de hombres o de animales, hasta que se cumpla
el tiempo de su purificación y de su regreso a la fuente
de la vida». Como se ve, el dogma de la metempsicosis
se basa en la individualidad y en la inmortalidad del
alma; volvemos a encontrar en él a la Doctrina de los
Espíritus sobre la reencarnación. Ese estado
intermediario de duración más o menos prolongada
entre las diferentes existencias no es otra cosa que el
estado errante en el cual se encuentran los Espíritus
entre dos encarnaciones. Pero hay entre la
metempsicosis hindú y la doctrina de la reencarnación –
tal como se nos enseña hoy en día– una diferencia
capital: la de que la primera admite la transmigración
del alma a cuerpos de animales, lo que sería una 48
degradación; esta transmigración sólo se operaría en la
Tierra. Al contrario, los Espíritus nos dicen que la
reencarnación es un progreso incesante; que el hombre
es una creación aparte, cuya alma no tiene nada en
común con el principio vital de los animales y que, por
una ley progresiva, las diferentes existencias pueden
cumplirse en la Tierra o  en un mundo de orden
superior. Y esto, como lo ha dicho Pitágoras, «hasta que
se cumpla el tiempo de su purificación».

MITOLOGÍA  (mythologie)  [del griego  muthos: fábula, y
logos: discurso]. Historia fabulosa de las divinidades
paganas. Se incluye igualmente bajo este nombre la
historia de todos los seres extrahumanos que, con
diversas denominaciones, han sucedido a los dioses
paganos en la Edad Media. Así tenemos la mitología
escandinava, teutónica, céltica, escocesa, irlandesa, etc.

MUERTE  (mort). Aniquilación de las fuerzas vitales del
cuerpo por agotamiento de sus órganos. Al estar el
cuerpo privado del principio de la vida orgánica, el
alma se desprende de él y entra en el mundo de los
Espíritus.

MUNDO CORPORAL  (monde corporel). Conjunto de
seres inteligentes que tienen un cuerpo material.

MUNDO ESPÍRITA O MUNDO DE LOS ESPÍRITUS
(monde spirite ou monde des Esprits). Conjunto de
seres inteligentes despojados de su envoltura corporal.
El mundo espírita es el mundo normal, primitivo,
preexistente y sobreviviente a todo. Para los Espíritus,
el estado corporal no es más que transitorio y pasajero.
Ellos cambian de envoltura como nosotros cambiamos
de vestimenta; dejan la que está gastada, así como
nosotros dejamos una ropa vieja.