viernes, 23 de marzo de 2012
Vocabulario Espirita. Allan Kardec. Letra D
D
DEÍSTA (déiste). El que cree en Dios sin admitir culto
exterior. Se equivocan los que confunden el deísmo
(déisme) con el ateísmo (athéisme). (Véase Ateo
[Athée].)
DEMONIO (démon) [del latín Dæmo, compuesto del griego
daïmôn: genio, suerte, destino, manes]. Tanto en griego
como en latín se llama Dæmones (Demonios) a todos
los seres incorpóreos, buenos o malos, a los cuales se
atribuyen conocimientos y poderes superiores a los del
hombre. En las lenguas modernas, esta palabra posee –
por lo general– una connotación negativa, y su acepción
se limita a los genios maléficos. Según la creencia
vulgar, los demonios son seres esencialmente malos por
naturaleza. Los Espíritus nos enseñan que Dios, siendo
soberanamente justo y bueno, no puede haber creado
seres destinados al mal y desdichados por toda la
eternidad. Según ellos, no hay demonios en la acepción
absoluta y restricta de esta palabra: sólo existen
Espíritus imperfectos, pudiendo todos mejorarse
mediante sus propios esfuerzos y por su voluntad. Si esa
palabra no implicase la idea de una naturaleza
perpetuamente malvada, los Espíritus de la novena clase
serían los verdaderos demonios. 27
DEMONIO FAMILIAR (démon familier). Véase Espíritu
familiar (Esprit familier).
DEMONOGRAFÍA, DEMONOLOGÍA (démonographie,
démonologie). Tratado acerca de la naturaleza y de la
influencia de los demonios.
DEMONOMANCIA (démonomancie) [del griego daïmôn y
mantéia: adivinación]. Presunto conocimiento del
porvenir por inspiración de los demonios.
DEMONOMANÍA (démonomanie). Variedad de alienación
mental que consiste en creerse poseído por el demonio.
DIABLO (diable) [del griego diabolos: delator, acusador,
maldiciente, calumniador]. Según la creencia vulgar, es
un ser real, un ángel rebelde, el jefe de todos los
demonios, y que tiene un poder lo bastante grande como
para luchar contra el propio Dios. El diablo conoce
nuestros más secretos pensamientos, inspira todas las
malas pasiones y adopta todas las formas para
inducirnos al mal. Según las enseñanzas de la Doctrina
Espírita sobre los demonios, el diablo es la
personificación del mal; es un ser alegórico que resume
en sí todas las malas pasiones de los Espíritus
imperfectos. De la misma forma que los Antiguos daban
a sus divinidades alegóricas atributos especiales: al
Tiempo, una guadaña, un reloj de arena, alas y la figura
de un anciano; a la Fortuna, una venda sobre los ojos,
una rueda bajo uno de los pies, etc., así también el
diablo ha debido ser representado con los rasgos
característicos de la bajeza de las inclinaciones. Los
cuernos y la cola son los emblemas de la bestialidad, es
decir, de la brutalidad de las pasiones animales.
DIOS (Dieu). Inteligencia suprema, causa primera de todas
las cosas. Es eterno, inmutable, inmaterial, único,
todopoderoso, soberanamente justo y bueno, e infinito
en todas sus perfecciones. 28
DRÍADES (dryades). Véase Hamadríades (Hamadryades).
DUENDE (lutin), de la antigua palabra luicter: luchar –
según algunos–, de donde se han formado
sucesivamente luicton, luiton, luits, y finalmente lutin.
Según otros, luiton habría de sustituir a nuicton,
derivado de nuict: noche, porque los duendes, conforme
a la creencia vulgar, vienen principalmente a la noche
para atormentar a los vivientes. Bajo esta denominación
se pueden incluir a ciertos Espíritus ligeros, más
traviesos y maliciosos que malos, que se complacen en
provocar pequeñas molestias y contrariedades; son
ignorantes, mentirosos y burlones. Son los niños
malcriados del mundo espírita. Su lenguaje es a
menudo espirituoso, mordaz y satírico, pero raramente
grosero; se complacen en hacer chistes y simpatizan con
las personas de un carácter ligero. Sería una pérdida de
tiempo, y uno se expondría a ridículas burlas, si les
formuláramos preguntas serias.
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