jueves, 23 de mayo de 2013

Entre la tierra y el Cielo


FRANCISCO CÂNDIDO XAVIER - ANDRÉ LUIZ
ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO


http://www.espiritismo.cc/Descargas/libros/Chicoxavier/Entrelatierrayelcielo.pdf


De esta historia, recogida por André Luiz entre la Tierra y el Cielo, se destacan los
imperativos del respeto que nos incumbe consagrar al cuerpo físico y del culto
incesante al servicio del bien, para retirar de la estancia terrenal las mejores ventajas
para la vida imperecedera.
En este libro, no somos sorprendidos por situaciones espectaculares. Ni ángeles
encarnando virtudes difícilmente accesibles. Ni ángeles inabordables.
En cada capitulo, nos encontramos a nosotros mismos, con nuestros viejos
problemas de amor y de odio, simpatía y enemistad, a través del estancamiento mental
en ciertas fases del camino, en la penumbra de nuestros sueños imprecisos o en la
sombra de las pasiones que, a veces, nos arrastran a profundos abismos.
En casi todas las páginas, tenemos la vida común de las almas que aspiran a la
victoria sobre sí mismas, valiéndose de los tesoros del tiempo, para la adquisición de
luz renovadora.
Aquí, los cuadros fundamentales de la narrativa nos son íntimamente familiares...
El corazón afligido en oración.
La mente paralizada en la ilusión y en el dolor.
El hogar asolado por pruebas.
El sendero fustigado por luchas.
El desvarío de los celos.
El engaño de la posesión.
Embates del pensamiento.
Conflictos de la emoción.

Y sobre el contexto de los hechos puros y simples permanece como enseñanza
central, la necesidad de valoración de los recursos que el mundo nos ofrece para la
reestructuración de nuestro destino.
En muchas ocasiones, somos inducidos a contemplar la amplitud celestial,
incorporando energía para conquistar el futuro; sin embargo, muchas veces nos
vemos limitados a observar el camino terrestre, con el fin de entender el pasado al que
nuestro presente debe su origen.
En este libro, somos forzados a contemplamos por dentro, en el suelo de nuestras
experiencias y de nuestras posibilidades, para que no nos falle el equilibrio en la
jornada redentora, en el rumbo del porvenir.
De él surge la voz inarticulada del Plano Divino, exhortándonos sin palabras:
–¡La Ley está viva y la Justicia no falla! ¡Olvida el mal para siempre y siembra el
bien cada día!... ¡Ayuda a los que te rodean, auxiliándote a ti mismo! ¡El tiempo no
para, y, si ahora encuentras tu “ayer”, no olvides que tu “hoy” será la luz o las
tinieblas de tu “mañana”!...
EMMANUEL
Pedro Leopoldo, 23 de Enero de 1954



sábado, 18 de mayo de 2013

Vocabulario Espirita Allan Kardek. Letra V



V

VIDENCIA, VIDENTE (voyant, voyante). Persona dotada
de la segunda vista. Algunos designan con este nombre
a los sonámbulos magnéticos para caracterizar mejor su
lucidez. En esta última acepción, esa palabra no expresa
mucho más que el término  invisible aplicado a los
Espíritus: tiene el inconveniente de no ser específico
para el estado sonambúlico. Cuando se tiene un vocablo
para expresar una idea, es superfluo crear otro. Sobre
todo, es necesario tener cuidado para no dar a las
palabras otra acepción que aquella que les ha sido
consagrada.

VISIÓN (vision). Véase Aparición (Apparition).

VISIONARIO (visionnaire). «El que falsamente cree tener
visiones o revelaciones; en sentido figurado, el que
tiene ideas locas y quiméricas» (Academia Francesa).
Esta palabra convendría perfectamente para designar a
las personas dotadas de segunda vista, y que tienen
visiones reales, si no fuera porque el uso ya ha
consagrado para este vocablo una connotación negativa.
Sin embargo, la necesidad de una palabra especial para
designar esas personas es evidente. (Véase  Vidente
(Voyant].)

VISTA (segunda o doble)  (vue [seconde ou double]).
Efecto de la emancipación del alma que se manifiesta
en estado de vigilia; facultad de ver las cosas ausentes
como si estuviesen presentes. Los que están dotados de
dicha facultad no ven con sus ojos, sino por medio del
alma, que percibe la imagen de los objetos en todas
partes adonde ella se traslade, y por una especie de
espejismo. Esta facultad de ningún modo es
permanente. Ciertas personas la poseen sin saberlo; les
parece un efecto natural y produce lo que es llamado de
visiones.